Abandonamos tierras norteñas y descendimos hasta la capital vietnamita. Tras varias horas metidos en un bus nocturno desde Cao Bang, llegamos a primera hora de la mañana a la estación de buses de Hanoi. Nuestro temor, a la vez que nuestro interés por visitar esta ciudad, reina del caos más ordenado que hemos conocido hasta ahora, ya se había empezado a instalar en nuestras cabezas semanas atrás, cada vez que otros viajeros nos hablaron de su experiencia por la capital. Aunque, una vez más, cualquiera de nuestros prejuicios y expectativas que pudiéramos tener de forma previa, a la larga no hicieron más que esfumarse.
Para nosotros Hanoi fue…
Pues algo así como una relación de amor-odio constante. Enfurruñados con su tráfico incesante y el incordiante pitido de las motos, aunque boquiabiertos con cada uno de sus pequeños bares y cafeterías escondidas en pequeñas calles del casco antiguo… Al final, si te dejas llevar un poco por su locura y te sumerges sin miedo en el ajetreo diario de las calles podrás disfrutar de un espectáculo las 24 horas.
Durante los 3 días que estuvimos en Hanoi, no hicimos otra cosa que pasear por los diferentes distritos y dejarnos perder entre el bullicio de las calles. Cada una de las calles antiguamente correspondía a un determinado gremio. De esta manera, para designar a la mayoría de calles del casco antiguo se emplea la palabra Hang, que significa «mercancía» y normalmente va seguido del nombre del producto que se vendía en esa calle, como por ejemplo Hang Gai o «calle de la seda».
Alojamiento
Nos alojamos en la Thu Giang, una guesthouse en pleno centro donde pagamos 8$ por la habitación doble. La familia que lo lleva habla perfectamente inglés y nos pudieron echar una mano varias veces con nuestro itinerario, además de tratarnos fenomenal en todo momento.
La deliciosa street food
Si algo tiene esta ciudad, son paraditas de riquísima comida callejera y a buen precio! Sin duda, para nosotros es la mejor manera de disfrutar de la comida en Vietnam y donde es más propicio para acabar entablando conversación con la gente local. Además, fue en esta ciudad donde probamos por primera vez la Bia Hoi o cerveza de barril, la cual se sirve casi en cada esquina, irrisoriamente barata y refrescante como cualquier lager.
Otro de los descubrimientos gastronómicos fue la sopa dulce Chè. Por toda la ciudad hay pequeños puestos de esta delícia que tiene mil variantes. La textura es tipo pudding y suele servirse fría. Los ingredientes más comunes son tapioca, gelatina, judías, frijoles, fruta y leche de coco. Pero en cada parada vas a encontrar un montón de cuencos con los diferentes ingredientes para que elijas a tu gusto. En nuestro caso, probamos una con arroz glutinoso, jengibre y pasta de bayas de soja. Para chuparse los dedos!
Además de las paradas callejeras, cerca del mercado de Cho Dong Xuan también se pueden encontrar puestos de comida a lo largo de varias calles, estrechas pero llenas de gente en busca de un buen plato de comida local. Con tan solo dar dos pasos ya te entra el hambre, lo probaríamos todo!
Hanoi, un gran mercado callejero
Es fácil toparse con algún mercadillo ocupando algunas calles. Hay varios por toda la ciudad, sobretodo de frutas y verduras, aunque también puedes encontrar carne y pescado fresco en muchos sitios. Al final, da la sensación de que toda la ciudad es un gran mercado!
Si de lo contrario no das con ninguno (lo cual es muy difícil), tranquilo que los vendedores ambulantes te venderan lo que quieras casi en cualquier punto de la ciudad.
Se les reconoce a la legua, con esos sombreros puntiagudos tradicionales (Non La) y con sus peculiares cestos cargados de lo que sea, intentando avanzar con dificultad pero con paso firme por las calles.
Ni me hables de las motos!
Pasear por Hanoi no va a ser fácil… Aunque existen aceras, éstas son para las motos. Es así en toda Vietnam, pero en Hanoi, una ciudad donde debe haber por lo menos dos motos por cada habitante, moverse a lo largo de una calle puede resultar una árdua tarea.
También hay que sumarle la destreza que requiere cruzar una calle sin ser arroyado por una moto, por lo que hay que armarse de paciencia y en cuanto asome el hueco te lanzas cual kamikaze. No obstante, los motoristas de Hanoi son expertos esquivando a gente y a otras motos, por lo que acabarás acostumbrándote a ello.
Algunos puntos de interés
Disfrutamos mucho caminando por el casco antiguo, con sus callejuelas repletas de restaurantes y cafeterías, algunas metidas entre edificios a las que se accede desde algún portal, mientras que otras disponen de una planta superior con un balconcito asomando por la fachada, ideal para hacer una pausa y disfrutar de un café con vistas a la calle.
Por todos lados hay una constante actividad humana, dando pie a un panorama de lo más pintoresco.
Nos chocó ver una serie de números y letras pintadas por las paredes de muchos edificios. Más tarde, indagando por ahí descubrimos que es la manera que tienen algunos trabajadores (como constructores, electricistas o pintores) para anunciarse, ya que los números corresponden a sus teléfonos.
Un poco más hacia el sur se encuentra el lago Hoam Kiem, también conocido como «el lago de la espada restituida» y cuyo origen data del siglo XV.
Según la leyenda, el emperador Thai To se hallaba cerca del lago pensando como derrotar a los invasores chinos de la dinastía Ming. Entonces apareció una tortuga gigante del fondo del lago, la cual entregó al emperador una espada mágica que le otorgó la fuerza de mil hombres. Fue así como consiguió la victoria y en honor a la tortuga construyó una pagoda, situada en el lago y a la que se accede a través de un bonito puente de madera pintado de rojo. Tiempo después, la tortuga emergió de nuevo del fondo del lago para llevarse consigo la espada que fue prestada al emperador.
En el otro extremo del lago se situa la torre Tháp Rùa o «torre de la tortuga», una pequeña construcción situada en un islote del lago, el cual fue antiguamente el lugar de pesca del rey Le Thanh Tong.
Alrededor del lago se concentran las principales atracciones de ocio, como la ópera de Hanoi, el teatro de las marionetas acuáticas o el museo de historia de Vietnam.
Cada mañana, mucha gente de todas las edades se reúne en el paseo que rodea el area del lago para hacer algo de deporte. Algunos corren y se entrenan cual gimnasio urbano, mientras que otros se decantan por la práctica de Tai Chi o aerobic. Por otro lado, al atardecer es un lugar ideal para apartarse un poco de la ruidosa calzada y disfrutar de un paseo un poco más tranquilo. También se pueden encontrar numerosos artistas y caricaturistas, así como vendedores ambulantes de fruta haciendo negocio. Aunque si hay alguien que se las gana bien, estos son los bares cercanos al lago, los cuales se llenan los bolsillos vendiendo helados cada noche. Y es que a quién no le entra un heladito durante un paseo después de cenar!
También nos gustó mucho el barrio francés, más abierto y con avenidas más anchas. En él predominan las tiendas de ropa (por lo general más careras), así como restaurantes y cafeterías de todo tipo, algunas al estilo boulangerie.
Más hacia el norte, se alza el imponente mausoleo de Ho Chi Minh, líder comunista, construido entre 1973 y 1975. Se trata de un edificio de marmol, fácil de reconocer a lo lejos por sus dimensiones, aunque bastante feo y gris. A pesar de que el deseo de Ho Chi Minh fuera ser incinerado, en el interior del mausoleo se encuentra el cuerpo embalsamado del dirigente, visible para las visitas.
A diferencia del mausoleo, una visita más amena e interesante puede ser el Templo de la Literatura.
Construido en 1070, fue una obra dedicada a Confucio por el emperador Ly Thanh Tong, aunque más tarde se acabó convirtiendo en una universidad para los mandarines. La entrada cuesta 50.000 VND pero merece la pena la visita.
Por otro lado, caminando por la ciudad también encuentras muchos templos, quizás no tan espectaculares como el Templo de la Literatura pero con su encanto particular y además la mayoría son gratis. Un ejemplo es el templo de Bach Ma, situado en pleno centro del casco antiguo.
Por último, siguiendo la ruta hacia el noreste de la ciudad, se sitúa el lago Tay Ho o «lago oeste». Es un gran lago que también sirve como zona de ocio para los lugareños y que está rodeado de restaurantes y cafeterías. A nosotros nos enganchó el mal tiempo y no pudimos verlo con sus mejores colores, pero no hay duda de que se trata de otro de los refugios donde la gente se evade del caos de la ciudad.
Pasados 3 días, decidimos ponernos en ruta de nuevo. Nos alejamos de la energía de la bullente capital para poner rumbo hacia las costas de la Bahía de Halong… Nos vemos en la Isla de Cat Ba!
Buenas, la ciudad de Hanoi, aunque caótica tiene su encanto y me parece interesante. Tiene mejor pinta que la capital de Camboya, ya me diréis
Me gustaMe gusta
Aún nos queda para Phnom Penh, pero tiempo al tiempo!
Me gustaMe gusta
Ciudad de contrastes, veo que le habéis sacado bastante jugo, me encantan las fotografías de platos apetitosos .besos
Me gustaMe gusta
La comida callejera es lo mejor de lo mejor 🙂
Me gustaMe gusta